Doctor Mexicano Cuida a Recuperados de COVID-19 en su Tiempo Libre
El trabajo no termina cuando concluye el turno del doctor Juan Antonio Salas en las salas de COVID-19 de al menos dos hospitales de Ciudad de México, pues los efectos del nuevo coronavirus suelen persistir después de que un paciente es dado de alta.
Las secuelas que quedan después de pasar casi un mes entubado a los 92 años de edad y vivir para contarlo, o los nervios de estar enferma durante el embarazo son experiencias que dejan marcas y Salas sabe lo importante que es también la tranquilidad emocional.
Un Médico de Tiempo Completo
Juan Antonio Salas, de 25 años, es un médico residente de neumología que decidió pasar el poco tiempo libre que tiene ayudando a personas como esas dos mujeres, que fueron sus pacientes.
Es especialista en pulmones y ofrece su tiempo libre limitado para visitar a una mujer de 92 años que pasó casi un mes intubada y sobrevivió al virus; además de una madre embarazada que vio de cerca a la muerte mientras esperaba la llegada de su bebé.
El profesional de la salud les da seguimiento, resuelve dudas y, sobre todo, las escucha. Ayudar a superar el paso por una unidad de cuidados intensivos es algo que la sanidad pública mexicana no puede darse el lujo de ofrecer cuando el país ronda los 130 mil contagiados y más de 15 mil 300 defunciones oficiales, aunque el número real podría ser mayor.
Un Apoyo Emocional Extra
“Ver fallecer a tantas personas, ver a tantas entubadas les dejó un estrés postraumático que al ser dados de alta no supieron cómo manejar dentro de sus hogares” explica el joven, también experto en tanatología. “Por eso necesitaban el apoyo emocional”, dijo Salas.
Para el joven doctor, con esta labor también recibe algo a cambio, “es muy grato ver a los pacientes después, verlos sonreír, verlos bien, estables, con su familia”, dijo.
Fue alrededor del mes de mayo cuando el médico inició con las visitas a 17 personas. En ocasiones ha tenido que cancelar algunas de última hora porque las guardias en alguno de los dos hospitales en los que trabaja -uno al norte de la capital, otro en el centro- se pueden prolongar inesperadamente hasta las 36 horas.
Solo una Mascarilla Quirúrgica lo Acompaña
En cada una de sus visitas, usa solo una simple máscara quirúrgica en lugar del equipo de protección completo que usa en el hospital. En algunas ocasiones se ha retirado la máscara cuando ha sentido que es seguro hacerlo.
“Llevar la careta, lentes, los hace sentir que todavía siguen enfermos y eso en la autoestima de quien ha sido dada de alta podría perjudicar”, explica.
Humanismo Ante Todo para Paliar el Dolor
Juan Antonio Salas, recuerda cuánto lo ayudó en su profesión la dura experiencia de perder a su hermano de tres años. Refirió que el oncólogo que lo trataba siempre tuvo palabras cariñosas para él, pues sabe lo importante que es el calor humano ante una enfermedad.
Aquél médico, al saber que Salas estudiaba medicina, le obsequió un estetoscopio con el que revisó a su pequeño hermano por última vez.
“hubo mucha gente que estuvo ahí para mí cuando yo la necesité”, rememora. “Lo menos que puedo hacer yo es estar ahí para esas personas que ahora me necesitan”.
Es Parte de los Médicos que a Diario Luchan Contra el Virus
En los tres meses que Salas lleva luchando con el silencioso enemigo, pensó en tirar la toalla. La falta de insumos, los golpes de una familia que no quería que un niño ingresara en cuidados intensivos, lloró de rabia cuando alguien le decía que era insensible y que no sabía lo que era tener a alguien enfermo, lo hicieron vivir momentos insoportables de estrés y miedo.
Por eso, visitar a los que le ganaron la batalla al COVID-19 le da una bocanada de esperanza especialmente ahora, que la situación se está complicando.
“De 20 días para acá no ha habido ni una sola alta y los decesos son constantes”, comenta en referencia a los 70 pacientes que él ve en uno de los hospitales y el medio centenar del otro.
Si bien las noticias continuas sobre los efectos del coronavirus se han convertido en algo común, también hay historias de amabilidad, en destellos de alegría y benevolencia en un momento oscuro.
Fotos: Fernando Llano/AP